Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):
EN aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor
En estos días
escuchamos con frecuencia, a muchas personas de probada fe, indicando que lo
que vivimos es solo el “principio de dolores” del fin de los tiempos.
Cierto es que la
Biblia está llena de profecías sobre el fin del tiempo y la venida de nuestro
Señor. En esas predicciones se establecen las señales que observaremos: pestes,
desastres naturales…. Por ello, es cierto que la venida de nuestro Señor es
cercana, y los cristianos católicos la pedimos en todas nuestras misas cuando
imploramos: Ven Señor Jesús!
En las lecturas
de la biblia del día de hoy se nos propone una forma de ver este momento de
crisis. La fórmula no es el anuncio de más
catástrofes, ni del castigo divino, sino practicar la misericordia entre
nosotros y un corazón humillado ante Dios.
Veamos esto: Dios nos ama, por encima
de cualquier cosa. Quiere la salvación de todos sus hijos. Si algo tiene el
Dios en que yo creo es que no es clasista.
No le interesa la condición social, religiosa, profesional o nacional de
uno de sus hijos: lo ama y quiere su salvación.
La biblia también está llena de esta afirmación y de miles de promesas
para los hijos de Dios.
Ante estas circunstancias,
la práctica del amor hacia el hermano es la prédica que debemos llevar. Los cristianos no podemos ser cómplices de
las compras desmedidas de insumos básicos para la población; no podemos ser indiferentes
a las situaciones difíciles que pasarán y están pasando muchas personas cercanas
a nosotros; no debemos desoír las orientaciones de protección y sanidad que nos
proponen los gobiernos, no deberíamos llevar miedo y persuasión a nuestros demás
hermanos en este momento, sino, por el contrario, entregar amor, cercanía, usar nuestros dones para
beneficio de los demás. Lo que sepas
hacer para el bienestar de los demás, seguir realizándolo en medio de esta
circunstancia, por los medios que puedas, dejando solo la muestra que lo intentas
por amor a Dios y para su Gloria. Que el
Señor no nos encuentre con la lámpara vacía, con el talento escondido debajo de
la tierra, sino aportando lo que somos para el beneficio de la humanidad. Pues esa es la apuesta: que a base de Fe
podamos cambiar la vida actual de muchas personas, para que ellas conozca la
verdad que ofrece creer en un Dios que nos ama, nos perdona y está pendiente de
cada uno de nuestros pasos.
Hoy el Sol ha
salido alumbrando la vida de cada persona, aún en medio de la crisis, del
dolor, de la alegría o del cansancio. Dios ha permitido que veamos la luz de un
nuevo día. Este día es el mejor regalo,
la mayor oportunidad que tenemos, para orar, para creer, para ser solidarios en
la forma que guíe el espíritu, para quedarse en su casa, para crecer en
familia, para cambiar de vida, para asistir a esa persona que necesita de la
ayuda que sólo yo puedo darle.
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