miércoles, 25 de marzo de 2020

Escritos de Cuarenta 3

El miércoles es un día especial. Uno de mis días favoritos pues la semana ya se ha consolidado pero le restan días.  Para mí,  el miércoles es el día de la oportunidad. El día en que puedo retomar lo que he dejado en pausa, el día donde puedo volver a iniciar.

Hoy, miércoles 25 de marzo 2020, las lecturas que he podido disfrutar me han enseñado que Dios está conmigo todos los días de la semana. Incluso está esos miércoles donde debo volver sobre mis pasos.  Siempre El está pendiente de mí, de cada cosa que realizo, de mis excusas frente a las cosas que no puedo hacer. Dios está aquí.

Una de las promesas más hermosas que tiene la Biblia, desde mi punto de vista, es la que aparece en Isaias 49, 15:

¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta,
no tener compasión del hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.

La presencia de Dios es constante, como la de la madre para la cual su hijo, pequeño o grande, siempre será su responsabilidad.  La presencia del Señor no está limitada a un día de la semana, ni mucho menos a una circunstancia.  En todo tiempo, en todo momento, el aparece a nuestro lado, pendiente de todo lo que hacemos. El salmista lo dijo, cuando proclamó:

Cerca está el Señor de los que lo invocan. Salmo 144, 18 (145 BRV).

Y en esa cercanía, el Señor rompe con cualquier regla. Por hacer el bien a sus hijos, el Señor está dispuesto a todo, a sobre pasar cualquier circunstancia. Esta dispuesto a maravillarnos con las obras que tiene diseñada para nuestras vidas (Juan 5, 20) . Solo hacer falta escuchar su palabra y creer en ella (Juan 5, 24)

Feliz miércoles!!!

lunes, 23 de marzo de 2020

Escrito Cuarentena 2


Hoy es lunes e iniciamos una semana laboral atípica.  Muy atípica si tenemos en cuenta que los niños no irán a la escuela y que muchas personas no tendrá que trabajar.  Demasiado atípica, para aquellos que salieron a trabajar en medio de miedo y con fuertes medidas de protección.  Una semana que nos llena de dudas, dudas en relación a que comerán las personas que se ganan su pan con el trabajo del día a día.  Mucha expectativa en relación a lo que dirá el informe de Salud Pública.  ¿tendremos nuevos casos de Covid-19?  ¿cuántos? ¿dónde? ¿difusión comunitaria ya? 

Pero, esta semana, las lecturas que la Iglesia nos propone están llenas de esperanza.  Parece como si Dios se hubiese empeñado en hacer que este nuevo día tengamos más razones para creer en las promesas de Dios.

sábado, 21 de marzo de 2020

Escritos en cuarentena. 1


Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):

EN aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor


En estos días escuchamos con frecuencia, a muchas personas de probada fe, indicando que lo que vivimos es solo el “principio de dolores” del fin de los tiempos.

Cierto es que la Biblia está llena de profecías sobre el fin del tiempo y la venida de nuestro Señor. En esas predicciones se establecen las señales que observaremos: pestes, desastres naturales…. Por ello, es cierto que la venida de nuestro Señor es cercana, y los cristianos católicos la pedimos en todas nuestras misas cuando imploramos: Ven Señor Jesús!

En las lecturas de la biblia del día de hoy se nos propone una forma de ver este momento de crisis.  La fórmula no es el anuncio de más catástrofes, ni del castigo divino, sino practicar la misericordia entre nosotros y un corazón humillado ante Dios.  Veamos esto:  Dios nos ama, por encima de cualquier cosa. Quiere la salvación de todos sus hijos. Si algo tiene el Dios en que yo creo es que no es clasista.  No le interesa la condición social, religiosa, profesional o nacional de uno de sus hijos: lo ama y quiere su salvación.  La biblia también está llena de esta afirmación y de miles de promesas para los hijos de Dios.